Es inevitable.
No hay opción.
Una vez viví la experiencia tan simple de prestarme atención a mi misma, desaparecieron las excusas y las dificultades, porque la fórmula es simple: Practicar el diálogo interno con mi yo instintivo, espontáneo.
Cada día la práctica es diferente. Cada un@ tiene la suya.
No hay juicios, ni verdades absolutas.
Sólo se trata de escuchar y dialogar. Todo lo demás surge por sí mismo y la creatividad se convierte en una fuente que corre inagotable.